sábado, 12 de septiembre de 2009

Jordan ingresa en el Hall of fame

Jordan se emocionó al inicio de su alocuación. Foto: ESPN

Visiblemente emocionado. Rodeado de familiares, amigos, compañeros y rivales. El mejor jugador de la historia ingresó ayer en el salón de la fama del baloncesto. Su inclusión no era una más. Merecida, como todas, daba la sensación de que para él haría falta una categoría especial con la que poder agradecerle todo lo que ha ofrecido al baloncesto.

Ver el discurso de agradecimiento (aquí)

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Iverson elige Memphis


Iverson traslada su show a los deprimidos Grizzlies. Foto: NBA.com

Durante la pasada campaña Allen Iverson declaró que, pese a su mala campaña en Detroit, se sentía feliz ya que, por primera vez en su carrera, iba a poder ser el dueño de su destino y, tuviese las consecuencias que tuviese, la decisión sería suya y sólo suya. Finalmente, y demorándose mucho en el tiempo, The Answer se ha pronunciado y jugará una temporada en los Grizzlies (leer).

Mucho se ha especulado sobre los criterios que seguiría AI para elegir una u otra opción de las que disponía. Unos esperaban que se decantase por un equipo en el que pudiese optar a un anillo. Otros, quizás más encaminados, esperaban que el genial escolta decidiese en base a su futuro monetario. Finalmente, la decisión definitiva no parece ser muy acorde ni con unos ni con otros. Y es que, por lo que ha trascendido, Iverson ha firmado por un año con Memphis, por el que percibirá 3,5 millones de dólares. Desde luego no es una franquicia ganadora. Ni un gran mercado. Pero tampoco se trata de un contrato con el que poder jubilarse, sobre todo por la mínima duración. Da la sensación de que el que jugador que lideró el mítico draft de 1996 se ha quedado algo colgado, sin muchas más opciones.

Memphis, por su parte, aumenta su ya característico caos táctico, pero recibe, por fin, un primer espada de la liga, que acepta de manera voluntaria ir a jugar a Tennessee. Sin duda ver jugar juntos a Iverson, Mayo y Gay va a resultar tan curioso para el espectador como desesperante para Marc Gasol. Muy buenas individualidades pero, a priori, poco concepto colectivo del baloncesto. Y, por si fuera poco, a esta suma hay que agregarle a Zach Randolph. Mucho gallo para un corral tan pequeño.

miércoles, 19 de agosto de 2009

No se es el más grande por casualidad



46 años y con ropa de calle. Da igual. No se ha sido -o se sigue siendo, como se quiera ver- el más grande sólo por casualidad. Este vídeo demuestra hasta que punto Michael Jordan tenía asimilado su famoso fadeaway. Además de una capacidad innata para el baloncesto, hace falta una ética de trabajo rigurosa para poder llegar al máximo escalón. Por eso muchos lo han intentado, pero ninguno ha llegado a su nivel -vale, puedo aceptar que Kobe se asemeja, pero no es lo mismo-. Quizás los Bobcats agradecerían que dejase de hacer probatinas en los despachos y se bajase a la pista a enchufar unos cuantos tiritos.

martes, 11 de agosto de 2009

Nuevo uniforme para Charlotte

Gerald Henderson, elección número 12 de este draft, con la nueva camiseta

Con la marcha del que fuera elegido rookie del año en 2005, Emeka Okafor, a cambio de Tyson Chandler, sólo queda un Bobcat original en la franquicia de North Carolina, Gerald Wallace. Jugador que, según todo parece indicar, pronto o temprano terminará por abandonar el vestuario que dirige con mano firme el veterano Larry Brown.

En esta lenta evolución de la franquicia, que aún no conoce el aroma que pose una postemporada, ahora, parece ser, le toca cambiar a la imagen del equipo. Tal y como ocurre con los Sixers, los Bobcats lucirán nuevos uniformes durante la próxima temporada 09/10, aunque, por lo nuevo de la franquicia, en esta ocasión no se trata de un revisionado de su estilo clásico.

Pese a lo poco que se ha podido ver hasta ahora por la red, no hay nada oficial todavía, el equipo que arma desde los despachos Michael Jordan apuesta por el uso de finas listas en su camiseta, muy en la línea -demasiado, quizás-, del uniforme que utilizan en este momento los Magic, se parecen, incluso, en la tipografía. Además, en esta ocasión, el azul grisáceo que hasta ahora era el segundo color de la franquicia toma protagonismo en detrimento del naranja, que sin embargo no termina de desaparecer.

Habrá que estar atentos a la aparición de nuevas imágenes, ya que las que hasta ahora circulan por la red son de baja calidad, probablemente robadas durante el rookie photoshot day, en el que los novatos de la liga presentan sus nuevos monos de trabajo a los medios y aficionados.

lunes, 10 de agosto de 2009

Nueva imagen de los Sixers

Nuevo rumbo, nueva imagen. Desde la marcha de Allen Iverson, la franquicia de Philadelphia pedía a gritos un cambio en su imagen. Algo que alejara el recuerdo de The Answer definitivamente de la ciudad del amor fraternal y escenificara así la nueva etapa que se abría ante los aficionados de los Sixers. Finalmente, el rumbo elegido por la franquicia ha sido una vuelta a los colores clásicos del equipo. El rojo, el blanco y el azul, los tonos de la bandera estadounidense. El resultado es estéticamente bonito, aunque quizás recuerde demasiado al look que lucen en L.A. los Clippers.

martes, 28 de julio de 2009

Sean May trata de resurgir en Sacramento

Sean May en los gloriosos días de universidad

El ex de los Tar Heels es una de esas rara avis que intentan sobrevivir en la actual NBA a base de clase. Un jugador cargado de talento pero cuyo físico juega en contra de su intención de hacer una carrera larga y próspera en la mejor liga del mundo. En un entorno plagado de bestias físicas, May trata de ser la excepción que confirma la regla. Él que demuestre que el baloncesto sigue siendo un deporte en el que la técnica y el talento prima sobre las capacidades atléticas.

En su etapa colegial, May se convirtió por propio derecho en uno de los ídolos de Chapel Hill. En su último año, el ala-pivot promedió más de 17 puntos y 10 rebotes por noche, consiguiendo además el título nacional para North Carolina. Por ello, su salto al baloncesto profesional no podía ser más prometedor. Aún así, debido siempre a su físico, cayó hasta la elección número 13 de su generación en un extraño draft que comandó Andrew Bogut y en el que llegaron a la liga los bases Chris Paul y Deron Williams.

Charlotte fue su destino. Ciudad que también eligió a Raymond Felton, el base de aquellos Tar Heels campeones, en el número cinco. Todo quedaba en casa, puesto que si en algún sitio sabían de la valía de May, ese era North Carolina. Pero su tendencia a engordar le jugó una mala pasada. 23 partidos en la primera temporada, 35 en la segunda y ninguno en la tercera fueron lo que el ala-pivot pudo disputar. Varias lesiones en las rodillas frenaron lo que parecía una carrera del All-Star hasta que, ni si quiera en su casa deportiva, se confiaba en él.

Por si fuera poco, en su última temporada en Charlotte volvió a resentirse de sus viejas molestias llegando a disputar únicamente 24 partidos. En total, 82 partidos, es decir una temporada regular, en cuatro años. Escaso bagaje para que un jugador cualquiera pudiese tener alguna oportunidad más. Pero el legado de May -mostrado a cuentagotas, eso sí- es difícil de borrar por lo que, contra todo pronóstico, ha conseguido una nueva -y probablemente última- oportunidad. En Sacramento, franquicia inmersa en una brutal reconstrucción, han decidido que, puesto que no tienen mucho que perder, es un buen momento para tratar de recuperar al orondo ala-pivot para el baloncesto.



Así, lo Kings le han firmado por un año el contrato mínimo que se puede ofrecer a jugador de la experiencia de Sean en la liga. Una confianza que el de Indiana ha tratado de recompensar bajando varias tallas de su próximo uniforme violeta. Sabedor de que el físico se puede perder, pero el talento, si se tiene, perdura.

lunes, 20 de julio de 2009

Quentin Richardson, moneda de cambio

¿Será Minnesota su destino final?

Lo del otrora genial escolta de los Clippers, Quentin Richardson, esta pretemporada está siendo de traca. El jugador, que ha bajado sensiblemente sus prestaciones durante su estancia en la Gran Manzana, ha sido la moneda de cambio de tres traspasos distintos en apenas un mes, siendo enviado en el último de ellos a Minnesota, a la reconstrucción post-McHale.

Richardson finalizó la pasada temporada en la voluble plantilla de los Knicks. Un equipo que desde la llegada de D’Antoni, bueno, quizás ya antes, siempre está predispuesto a un intercambio de jugadores, máxime si estos finalizan contrato en el famoso verano de 2010. Fue enviado a Memphis a cambio del contrato, se supone -ya que el jugador mucho no parece que pueda aportar-, de Darko Milicic. Así, Q-Rich llegaba a la franquicia que vio a su ex socio en los días de vino y rosas, Darius Miles, renacer para el baloncesto. Quizás, pese a la mala fama, no fuera un mal sitio para él.

Pero al poco tiempo la franquicia de Tennessee lo envió de vuelta a los Clippers, el equipo que lo eligió en el draft del 2000. Una vuelta al equipo en el que había exhibido su mejor baoncesto. A una cancha conocida y a una afición que, a buen seguro, aún recordaría que él sabía jugar al baloncesto más que bien. Quizás, pese a la mala suerte que tradicionalmente persigue a los Clipps, no fuera un mal sitio para él.

Todo parecía cuadrar. Aquello era una buena forma de cerrar el círculo. Un buen momento para establecer algo de estabilidad en la vida deportiva del escolta. Pero nada más lejos de la realidad. Su ex equipo le ha enviado a la fría Minnesota a cambio de Sebastian Telfair, Mark Madsen y Craigh Smith (leer). Un sitio completamente nuevo para él. Una franquicia en plena reestructuración en la que deberá respetar el protagonismo que las jóvenes promesas de los Wolves van a demandar para ellas. ¿Un buen sitio para él? Pues… quizás.