sábado, 20 de diciembre de 2008

Walker, ¿otra vez de verde?

¿Se volverá a repetir esta imagen?

Antoine Walker ya no es el que fue. Eso está más que claro. Por ello no sorprende que un equipo cono los Grizzlies -faltos de todo- decidieran cortarlo y dejarle libre a mediados de tempora. No sorprende, incluso, que ni llegara a debutar en partido oficial con la débil franquicia de Tenneesse.

Ahora, en el mercado y con 32 años a sus espaldas, el juegador ha declarado que por el momento no le interesa retirarse y que le gustaría probar con una nueva franquicia, a poder ser con alguna aspiración más que la de liberar dinero a todo tren. Y del binomio Antonie Walker y franquicia con ciertas posibilidades -en este caso con todas del mudo- un nombre surge en la cabeza de todo aficionado, Boston Celtics.

Pero ¿qué aportaría Walker a los Celtics? Aparentemente nada. Los de Massachusetts son una máquina bien engrasada en la que tanto veteranos como jóvenes han sabido comprender su papel y unirse en pro del bien común. Un equipo sobrado de talento en el que el soldado universal sólo podría dar minutos de refresco a Eddie House, sexto hombre del equipo.

Pero la escena cambia soberanamente si lo que nos preguntamos es el qué pueden aportar los Celtics a Walker. Boston es un equipo formado, curtido y con un evidente personalidad ganadora. Por ello es difícil pensar que la inclusión de un solo hombre pueda romper la dinámica en la que los orgullosos verdes se encuentran instalados. Sin embargo no es complicado que esta misma dinámica pueda atrapar a Walker, cuyo bajón de juego parece más causa de voluntad psíquica que debido a un desgaste físico producido por la edad. En una palabra, motivación.

Y es que pese a que todo esto probablemente sea producto de la nostalgia -ese valor que siempre está al alza- tampoco parece una operación arriesgada como para no intentarlo. A lo peor, lo máximo que puede ocurrir es algo similar a lo de los Rockets con Steve Francis.

Enlaces relacionados:
Walker, el verde te sentaba tan bien. Jugones

jueves, 11 de diciembre de 2008

Extraño intercambio entre Suns y Bobcats

J-Rich volará en Phoenix

Los Suns se resisten a caer. Es la única conclusión que se puede extraer de sus dos últimos movimientos. Tanto la adquisición de Shaquille el año pasado como la de Jason Richadrson ayer responden al mismo patrón. El de aquel que se resiste a aceptar el destino e intenta luchar desesperadamente contra él, generalmente con fatal desenlace. Don Álvaro o la fuerza del sino podría ser perfectamente el libro de cabecera de Steve Kerr. Novela romántica pura y dura.


J-Rich llega a Phoenix acompañado de Jared Dudley y una elección de segunda ronda. A cambio, los Suns envían a Charlotte a Boris Diaw, Raja Bell y Sean Singletary. Traspaso raro y descompensado donde los haya. Y es que, ¿qué sacan los Bobcats de todo esto? Esta es la pregunta que de formulársela a Michael Jordan da la sensación que respondería Larry Brown rápido y veloz. Y es que el movimiento lleva su firma, algo que no tenía su actual plantilla.


Brown se quita al mejor atacante que tenía y recibe dos piezas de rotación de discutible nivel. Boris Diaw es un jugador cuyo físico y versatilidad le justifican un hueco en la NBA, pero cuya calidad y rendimiento en pista no respaldan su amplio contrato. Al francés le restan cuatro años a razón de nueve millones de dólares cada uno. Una hipoteca en toda regla. Sólo la más que probable marcha de Gerald Wallace justificaría su adquisición, aunque parece que el nivel bajaría. Bell es un perro de presa, muy del estilo Brown. El ex de las Islas Vírgenes además es un excelso tirador de tres puntos, aunque nunca podrá ofrecer la producción de Richardson en este aspecto, algo que por otro lado tampoco parece preocupar mucho su técnico.


Nash-Richardson-Hill-Stoudemire-O’Neal es el cinco inicial que consigue conjuntar Phoenix tras esta operación. Muy buena pinta sobre el papel, desde luego, aunque conjuntarlo y hacerlo funcionar será otra cosa. El banquillo queda algo mermado, aunque teniendo en cuenta que hasta este año por Arizona no sabían que los que comienzan el partido sentados también pueden jugar tampoco parece algo grave. El todo por el todo una vez más -como debe de ser, claro que sí-.