viernes, 19 de febrero de 2010

La gran (y última) oportunidad

Sergio en su etapa en Sacramento. Foto: ABC.es

Sólo ha sido un mero secundario dentro del baile de grandes contratos que se produjo durante la jornada de ayer, pero, sin comerlo ni beberlo, Sergio Rodríguez se encuentra ante la que es su gran oportunidad dentro de la NBA al desembarcar en New York involucrado dentro de la operación McGrady.

El canario llegó hace cuatro años a la NBA, con el título de campeón del Mundo bajo el brazo. Sergio aterrizaba en una liga que, en teoría, premia el juego ofensivo y alegre en detrimento de los sistemas defensivos y la obsesión por la táctica que en ocasiones amordaza al baloncesto FIBA. Todo parecía estar, por lo tanto, a su favor de su aventura americana. Tenía tiempo, llegó sólo con 21 años, y talento para hacerse un hueco entre los grandes.

Durante aquella época -aunque todavía queda algún trasnochado que sigue en sus trece- Sergio tuvo que luchar contra aquellas voces agoreras que dicen que un jugador europeo debe dominar el viejo continente antes de probar suerte en Estados Unidos. Una teoría que, incluso, el gran Aíto quiso aplicar a Pau cuando era su entrenador en el Barça y que, afortunadamente, ha quedado en desuso tras los éxitos de jugadores como Nowitzki o Parker.

Pero el principal problema que se encontró el canario no fue su juventud, similar a la de otros compañeros de promoción procedentes del draft, sino el de un entrenador que, simplemente, nunca confió en él. McMillan tenía -y tiene- una visión muy clara de lo que quiere para sus Blazers. Unos planes que, sin duda, han dado sus frutos pero que no incluían al joven base.

No obstante, ésta no fue la última bofetada que Rodríguez se ha llevado. Este verano El Chacho llegó a Sacramento donde tampoco ha conseguido abrirse un hueco en la rotación del equipo pese a no realizar malos partidos en la época en la que dispuso de oportunidades. En esta ocasión un prometedor rookie, Tyreke Evans, se cruzó en su camino.

Pero finalmente, cuando más oscuro parecía estar, se abre una luz en el futuro de Mojo Picón. Los Knicks de Mike D’Antoni, el mismo que dio luz verde a su traspaso desde Phoenix a Pórtland la noche del draft en el que Sergio fue seleccionado, llegan a la vida del jugón. De rebote, sí, pero llegan. Con la sola competencia de Duhon, un base de perfil bajo, y de Eddie House, un tirador reconvertido a uno en Boston por la falta de efectivos, Rodríguez debe estar en posición para hacerse con un hueco en la escueta rotación del técnico italo-americano.

Run&gun, poca responsabilidad defensiva y un público falto de alegrías son los argumentos que corren a su favor. Pero lo mejor, es que sólo depende de él.

jueves, 18 de febrero de 2010

La corte del Rey

Jamison anota ante el que es su nuevo equipo. Foto: Zimbio.com

En estos momentos la NBA se divide en dos tipos de equipos: los que tienen a una, o varias, superestrellas y quieren pugnar por el anillo y aquellos que no tienen nada y desean liberar dinero este verano para poder atraer a uno de estos astros hacia su entorno. Sólo así se puede entender según qué tránsito de jugadores, la última oportunidad para delinear tu plantilla.

El premio gordo este verano será, sin ninguna duda, LeBron James. El cyborg termina contrato y por sólo por él franquicias como los Knicks han realizado una de las limpias más grandes de la historia llenando su roster de jugadores en último año de contrato. La idea de jugar en la Gran Manzana es un reclamo para casi cualquier jugador, una llamada que prácticamente sólo se puede eludir ante la posibilidad de conseguir mayores logros en tu ciudad natal.

Esta es la baza que los Cavaliers, actuales propietarios del Elegido, quieren explotar. Darle un anillo a James antes de que pueda elegir su futuro es la consigna a seguir. Y de momento no parecen ir por el mal camino. Así, durante la jornada de ayer Cleveland se hizo con los servicios del dos veces All-Star Atawn Jamison en una magistral operación a tres bandas junto a los Clippers y ese gran almacén de saldos que son los Washington Wizards.

Twan llega a Ohio acompañado del base Sebastian Telfair que se había quedado sin sitio en el el hermano pobre de Los Ángeles tras la llegada al equipo de Steve Blake. El otro damnificado por el intercambio Clippers-Blazers fue el alero Al Thorton, que será lo único que pesquen los Wizards -junto a la bajísima elección que los Cavs tendrán en el próximo draft- si tenemos en cuenta que Ilgauskas probablemente regresará a Cleveland tras un presumible buyout. Para cerrar el círculo, los Clippers se llevan a Drew Gooden -que parece empeñado en ser el primer jugador que durante un momento u otro de su vida a pertenecido ha las 30 franquicias de la NBA-.

Así, LeBron contará a su alrededor con una plantilla que, sin él, debería tener el objetivo mínimo de clasificarse para Playoffs. No en vano, excluyendo a James y contando a Big Z, los Cavaliers tienen en nómina a cuatro jugadores con vitola All-Star. Un conjunto que en el Este, y sin El Elegido, podría barrer a varios de sus rivales directos sin problemas. Para ello, sólo hay que fijarse en el juego interior del equipo, tradicionalmente la faceta más débil en cualquier conjunto. Shaquille, Ilgauskas, Varejao, Hickson, Powe y Jamison... ¿Quién dijo que LeBron no tenía equipo?

martes, 16 de febrero de 2010

I love this game

Vuelta a la actividad me encuentro con este curioso vídeo del rapero zaragozano Doctor Loncho. Puedes estar más o menos de acuerdo con lo que dice, pero es difícil no verse reflejado en la situación que plantea. Y es que... I love this game.



Por cierto, vuelvo a tener tiempo libre y eso se nota. A partir de ahora os podeis hacer fan del blog en Facebook. Clickar en este enlace.

El (pen)último cartucho de Cuban

Butler y Stevenson llegan a Dallas. Foto: ESPN.com

Desde que comprara los Dallas Mavericks en el año 2000, el objetivo del excéntrico multimillonario Mark Cuban ha sido siempre convertir al equipo texano, una franquicia históricamente perdedora, en toda una potencia dentro de la NBA. Diez años después, este objetivo primigenio se puede dar por cumplido. Desde la temporada 2000/01 los Mavs no han fallado una sola campaña a su cita con los Playoffs, llegando a disputar por primera vez unas Finales en 2006, donde cayeron ante los sorprendentes Heat de un jovencísimo Dywane Wade.

Pero el hecho de no haber conseguido el preciado anillo, además de algunos batacazos sonados como el haber sido eliminados por los Warriors en primera ronda tras haber conseguido el mejor registro en la Liga Regular 2006/07, le dieron al proyecto de Cuban un cierto halo de maldito. Una reputación que el millonario se resigna a aceptar. Es por ello que cada temporada no duda en liarse la manta a la cabeza en lo que a traspasos se refiere para tratar de reflotar al equipo. Sólo existe una consigna: no tocar a Nowitzki.

Con la atención baloncestística centrada sobre Dallas a raíz del All-Star -y su cuestionable idea de celebrarlo en un campo de fútbol americano-, los Mavs han sido los más rápidos a la hora de pescar en el río revuelto que son los Wizards tras el escándalo Arenas. Así, Cuban quema la traca y adquiere para su equipo al alero Caron Butler, al pívot Brendan Haywood y al escolta DeShawn Stevenson. A cambio, los de la capital reciben a los expirings Josh Howard, James Singleton y Drew Gooden, además de Quinton Ross para cuadrar la operación. La clásica fórmula de obtener opciones deportivas a cambio de beneficio económico. Todos satisfechos.

Se trata de una operación arriesgada, sin duda, que tiene en el conjuntar a dos jugadores similares como Butler y Marion su principal dificultad. Pero no hay duda que por potencial, así como por estado de forma, los Mavs vuelven a la primera línea del siempre competitivo Oeste. Con permiso de los vigentes campeones, claro.