Cuando en el pasado Selection Sunday la universidad de Duke fue elegida como cabeza de serie una fuerte polémica se desató por todo Estados Unidos. Lo cierto es que el proceso de designación siempre resulta polémico. La falta de unos criterios claros u objetivos para tildar qué equipos merecen qué lugar en los cuatro cuadros hacen que todas aquellas universidades que se sienten perjudicadas muestren su malestar. Se podría decir incluso que todo forma parte del juego. Sin embargo, las elecciones de Syracuse, número uno del país pese a no haber ganado el torneo de la Big East, Kansas o Kentucky parecían muy claras tras la temporada regular y sólo el nombramiento de los Blue Devils en una temporada en la que no habían destacado de sobremanera resultó sorpresiva.
Pero los pupilos del sempiterno entrenador Krzyzewski son los únicos que han sabido responder a las altas expectativas que siempre genera un seed one al colarse para disputar la próxima Final Four. Esta será la decimoquinta presencia de Duke en la parte final del torneo, afianzándose así como uno de los programas de baloncesto más prestigiosos del país. Todo un éxito para un equipo que el año pasado perdía en el draft a uno de sus máximos referentes, Gerald Henderson, y cuya estrella principal, Kyle Singler, ayer firmaba un terrible 0/10 en tiros de campos.
Y es que los Blue Devils de 2010 no son un equipo puramente Duke. Generalmente, el tiro exterior es uno de las señas de identidad del equipo de Coach K. Sin embargo, y pese a contar con buenos bombarderos como Jon Scheyer o Nolan Smith, los de Durham cuentan este año con un poderoso juego interior. Sin duda su parte más fuerte. Además de Singler, que actualmente se mueve más por fuera del arco, las figuras de Lance Thomas y Brian Zobuek han cobrado gran importancia en el juego ya no sólo por su capacidad para mover el balón sino, también, por su aptitud para el rebote ofensivo. No en vano, en la final de conferencia ante Baylor, Duke capturó 22 rechaces en el aro de los Bears. Más que en su propio aro. Una vía, la de la segunda oportunidad, que permitió salvar la mala racha de los tiradores.
Los Blue Devils tienen la opción de hacer historia en una temporada que se preveía como anterior a una más que predecible transición. Otro college histórico como los Spartans de Michigan State y dos inéditas: Butler y West Virginia, serán los últimos escollos.
Pero los pupilos del sempiterno entrenador Krzyzewski son los únicos que han sabido responder a las altas expectativas que siempre genera un seed one al colarse para disputar la próxima Final Four. Esta será la decimoquinta presencia de Duke en la parte final del torneo, afianzándose así como uno de los programas de baloncesto más prestigiosos del país. Todo un éxito para un equipo que el año pasado perdía en el draft a uno de sus máximos referentes, Gerald Henderson, y cuya estrella principal, Kyle Singler, ayer firmaba un terrible 0/10 en tiros de campos.
Y es que los Blue Devils de 2010 no son un equipo puramente Duke. Generalmente, el tiro exterior es uno de las señas de identidad del equipo de Coach K. Sin embargo, y pese a contar con buenos bombarderos como Jon Scheyer o Nolan Smith, los de Durham cuentan este año con un poderoso juego interior. Sin duda su parte más fuerte. Además de Singler, que actualmente se mueve más por fuera del arco, las figuras de Lance Thomas y Brian Zobuek han cobrado gran importancia en el juego ya no sólo por su capacidad para mover el balón sino, también, por su aptitud para el rebote ofensivo. No en vano, en la final de conferencia ante Baylor, Duke capturó 22 rechaces en el aro de los Bears. Más que en su propio aro. Una vía, la de la segunda oportunidad, que permitió salvar la mala racha de los tiradores.
Los Blue Devils tienen la opción de hacer historia en una temporada que se preveía como anterior a una más que predecible transición. Otro college histórico como los Spartans de Michigan State y dos inéditas: Butler y West Virginia, serán los últimos escollos.