viernes, 30 de octubre de 2009

Primeras impresiones

La dupla Shaq-LeBron no termina de arrancar. Foto: ESPN. com

Se suele decir que la primera impresión es la que cuenta. Yo no estoy muy de acuerdo, aunque no le quito su parte de razón. En baloncesto las primeras impresiones no suelen ser acertadas respecto al rendimiento general de un equipo, aunque sirven para especular, única acción que los analistas pueden hacer a estas alturas de la temporada. Una actividad bastante improductiva pero que, por lo menos, nos entretiene.

La temporada consta de 82 partidos para cada franquicia y, aunque todas han debutado ya, algunas sólo llevan un choque disputado. Aún así los primeros problemas, o virtudes, ya se han podido ir detectando. De hecho, si esto fuera fútbol ya habría algún medio que otro pregonando, por ejemplo, una crisis en los Cavs, que han perdido los dos encuentros que han disputado.

El equipo de Cleveland sorprendió el año pasado por su facilidad para cosechar triunfo y por el acierto de la culminación del proyectote rodear a LeBron de tiradores. Se habló de anillo, James obtuvo su MVP, pero al final los lebrones no consiguieron repetir condición de finalistas. La adquisición de Shaq este verano generó ilusión y dudas a partes iguales, aunque ahora parece que su compenetración con Ilgauskas es compleja.

Toronto fue su verdugo más sangrante ya que la derrota ante los Celtics en el partido inaugural era algo previsible. Los canadienses son una de las sorpresas más agradables de estas primeras jornadas. Los Raptors sufrieron una gran revolución este verano y volvieron a la senda del basket FIBA que tan buen resultado les había dado. Calderón, Bargnani, Turkoglu, Nesterovic y Bellineli son, junto a Bosh, las piezas claves de un proyecto que luce una gran pinta y puede volver a la postemporada tras la ausencia del año pasado.

Los que no cambian, aunque hagan grandes movimientos en su roster, son los Clippers. Con el gafe por bandera no pudieron presumir de rookie ante su vecino y perdieron su primer partido. Blake Griffin estará unos dos meses en el dique seco. Eso sí, Eric Gordon se reivindica como el escolta anotador que es de manera definitiva. Parece que el hermano pobre tiene mucho futuro en su casa a falta de ver de qué absurda manera se puede volver a echar a perder.

Denver sigue en la nube en la que se instaló desde que Chauncey Billups aterrizó en la que es su ciudad natal. Con dos victorias lideran de manera muy provisional el Oeste y parece que vuelven a ir en serio. Nadie lo toma en cuenta, pero como siga a este ritmo, ayer metió 41 puntos, Melo podría apuntar al MVP. Por último, cabe reseñar los primeros pasos de la nueva hornada de jugadores. De momento, ninguno desentona con el rol que en sus equipos, aunque a mi me gustaría destacar a uno: DeMar DeRozan. El de Compton parece seguir los pasos de su compañero de universidad OJ Mayo y se ha adaptado mejor al jugar entre los profesionales que en la NCAA, aunque todavía es muy pronto para valorar su actuación.

martes, 27 de octubre de 2009

Vuelta a la rutina, regresa la NBA

Richard Jefferson anota con su nueva camiseta, la de los Spurs. Foto: NBA.com

Bienvenidos al club que diría el malogrado y genial Andrés Montes. Esta noche echa a andar una nueva temporada de la NBA, la vida sigue y una vez más las ojeras volverán a apoderarse del rostro de los aficionados al llamado mejor baloncesto del mundo. Pese a que en un principio se presumía como el año anterior al verano del 2010, fecha para la que muchas franquicias han hecho hueco en su plantilla a la búsqueda de un agente libre que cambie su rumbo, lease LeBron James, finalmente ha quedado una competición interesante, con varios pretendientes firmes al anillo, especialmente en el Este.

Y es que ni los vigentes campeones se han estado tranquilitos durante el periodo estival. La adquisición del siempre díscolo Ron Artest por parte de los Lakers supone toda una declaración de intenciones. El equipo comandado por Kobe Bryant no pretende soltar el anillo y, un año más, partirán como favoritos desde la línea de salida. Así, todas aquellas franquicias que se quieren ver como aspirantes a algo han adquirido al menos un nombre importante para este curso.

Sorprende la revolución llevada a cabo por Orlando, vigente subcampeón y conjunto que se suponía en franca progresión. Así, los Magic se han tenido que despedir del que fuera el cerebro práctico del equipo durante el año pasado, el turco Hedo Turkoglu, que ha partido hacia la selección FIBA que se ha montado en Toronto. Su reemplazo será el ya veterano Vince Carter, que viaja a Florida en busca de su primer anillo de campeón. Además, con la llegada de jugadores como Brandon Bass, Matt Barnes o Jason Williams y la retención de Marcin Gortat el equipo Disney ven reforzado su banquillo.

Por el trono del Este pugnarán previsiblemente con los Cavaliers, que han sumado a Shaquille ONeal a su plantilla, y con los Celtics, que han añadido a Rasheed Wallace a su ya famoso Big Three. Estos últimos dependen además de la salud de Kevin Garnett, motivo por el cual no pudieron pelear por el back to back el año pasado. Tres escuadras muy fuertes pero que a penas cuentan con más competencia por el puesto de honor en las Finales. Una situación contraria a la del Oeste, donde por debajo de los Lakers se sitúan un buen pelotón de equipos dispuestos a plantar batalla. Nuggets, Blazers, Spurs, Mavericks, Jazz, Hornets, Clippers, Warriors y Suns deben pelear por Playoffs sí o sí, lo que presenta un panorama cuanto menos abierto.

Vuelve, por lo tanto, la competición de baloncesto más seguida en todo el mundo. Autentico espectáculo en su sentido más amplio.

lunes, 19 de octubre de 2009

La hora de Deron

El base que hizo olvidar a Stockton. Foto:Basketballjhon.com

Sobre gustos no hay nada escrito y es por esto que es muy difícil realizar un ranking de cualquier tipo que pueda agradar a todo el mundo por igual. No obstante, sin abandonarnos a la frialdad de los números como medio para calibrar quién es mejor o peor, al menos más de lo necesario, si que se puede llegar a un acuerdo sobre la identidad de los jugadores que actualmente dominan la liga en su posición.

Sinceramente, y quizás suponiendo más de lo recomendable, me cuesta creer que haya alguien que no crea que Deron Williams es uno de los mejores bases de la NBA actual. Una condición que, inexplicablemente, no se ha visto recompensaba con una muesca de allstar en su curriculum. No es que sea una circunstancia especialmente alarmante hasta ahora, D-Will cuenta con sólo 25 años, pero la estela de Mike Bibby esta muy reciente y urge el poder reparar este agravio antes de que sea demasiado tarde.

El principal problema que posee el playmaker de los Jazz es la gran competencia que tiene en su puesto en la dura Conferencia Oeste. Williams llegó a la competición norteamericana compartiendo promoción con Chris Paul, viéndose así sometido a una continua, dura e injusta comparación a lo largo de su carrera que ambos han soportado francamente bien. Además, los dos bases que hasta entonces dominaban la liga a su antojo, Steve Nash y Jason Kidd, comparten situación geográfica.

Junto a ellos otros ilustres entre los mejores o los más populares, dos facetas igual de importante a la hora de participar en un partido de las estrellas, también están encuadrados en el Oeste. Baron Davis, Allen Iverson, Chauncey Billups o Tony Parker son jugadores que le han tapado el hueco alguna vez. Y eso solo en el mercado de los bases puros, o casi, ya que además debe competir con guards de la talla de Kobe Bryant o Brandon Roy. Un panorama diametralmente distinto con el existente en el Este, donde jugadores como Jameer Nelson o Devin Harris han podido figurar entre los supuestos mejores.

Aun así, las excusas ya no sirven. Promediando dobles figuras en pretemporada el base forjado en Texas quiere dar el paso definitivo, consumando así el relevo generacional que muchos ven en su figura. Tras el bajón de juego de Kirilenko y la apatía de Boozer, el armador se ha hecho con el puesto de jugador franquicia del equipo mormón, ahora, en esta temporada que ahora va a comenzar, le toca reafirmar su liderazgo en la liga.

sábado, 17 de octubre de 2009

¡Jugón!


“Porque la vida puede ser maravillosa”. Estas fueron las últimas palabras de Andrés Montes en televisión. Maldita ironía, puede ser, aunque es preferible no tomarlo así. Si no como toda una declaración de intenciones. Un legado que retrata perfectamente la dimensión televisiva del hombre que acuño la palabra jugón.

Montes se ha ido generando un estrepitoso terremoto en el mundillo del baloncesto especialmente, aunque sus últimos coqueteos con el futbol -pasión de multitudes- hace que las noticias mas leídas en la edición digital del Marca estén asociadas a su desaparición, algo muy significativo - y mas en día de partido merengue-.

Y es que hay que ser especial para ser capaz de desatar pasiones alrededor de tu figura. Montes lo era y así ha quedado demostrado. Yo, como muchos, lo conocí narrando la NBA en Canal +. Probablemente, junto a Daimiel (leer su Twitter), uno de los grandes responsables de que me enganchara a este deporte. A una forma consciente de entender el show business norteamericano, el espectáculo hacia el que deriva el deporte profesional actual.

Para mi, el sexto anillo de los Bulls, uno de los momentos mas emocionantes que he vivido como espectador, tiene su voz. Sus gritos alabando a Michael Jordan. Igual que el campeonato del mundo de Japón o tantos otros hitos históricos vividos al ritmo de su característica jerga. Se ha ido un grande, y aquí, en forma de post, va mi pequeño homenaje.

Muchas gracias, Andrés.

lunes, 5 de octubre de 2009

¿Qué fue de 'aquellos maravillosos Clippers'?

Presentación de Dooling, Richardosn y Miles. Foto: ESPN.com

En los albores de esta década que está a punto de finalizar hubo un equipo que llegó a revolucionar el panorama de la liga pese a que no consiguió nunca grandes resultados. De vida corta pero fértil en lo que a espectáculo se refiere, los Clippers de la temporada 2000/01 amenazaron al establishment existente en la NBA a base juventud y juego trepidante aderezado con dejes de streetball. Probalbemtne, nunca un equipo tuvo tanta repercusión siendo, realmente, tan poco.

Talento y chulería sobre el parqué. Todo muy natural, lejos de los artificios que algunos jugadores quieren imprimir a su juego -pobre en muchos casos- para tratar de acercarse al público. Aquellos Clippers, que Montes rebautizó con el acertado mote de Al salir de clase por la juventud de sus piezas más importantes, dejaron huella entre los aficionados y, aunque se les recuerda como el germen de los mejores Clippers de la historia, los que pasaron la primera ronda de playoffs en la 2005/06, lo cierto es que en la práctica casi ninguno de ellos entraton en la postemporada con la casaca roja, blanca y azul.

El jugador franquicia de aquel equipo era Lamar Odom. Probablemente el único que ha tenido una carrera decente a sus espaldas, pese a quizás nunca llegar a ser el jugador determinante que se esperaba. Entonces, el de Queens estaba en su segundo año y promedió unos excelentes 17 puntos, cinco asistencias y casi ocho rebotes por noche, siendo estos sus mejores números como integrante del hermano pobre de LA. Al final decidió cambiar de costa en 2003 donde se asociaría con un novato Wade para llevar a los Heat a playoffs. Su última etapa le ha llevado de vuela a Los Ángeles, aunque esta vez a su lado más glamouroso, el lugar donde se ha asentado como revulsivo de calidad siendo determinante, aunque no esencial, en el anillo de este año.

Junto a él, un compañero de promoción, Corey Maggette, empezaba a dar muestras de sus credenciales como jugador. Fue el único que hizo carrera vestido de rojo estableciéndose como la gran amenaza exterior de los Clips. El alero aterrizó en California tras su campaña rookie en Orlando y aunque sólo promedió algo más de 10 puntos por noche, lo cierto es que daba la sensación de que en cualquier momento podía explotar. Un vendaval que tardó en irse, pero que tras la enésima reconstrucción acabó en los Warriors con una desigual aceptación por parte del público de Oakland.

Pero el terremoto definitivo lo provocaron la irrupción de Quentin Ricardson y Darius Miles, dos novatos prometedores que provenían de la zona de Chicago y actuaban como colegas dentro de la pista. Puro sabor a basket callejero que encajó muy bien en el vestuario angelino -no hay que olvidar que de todos los citados hasta ahora ninguno superaba en aquella época los 22 años-. Miles llegó directamente del instituto para ser la tercera elección del draft. Tildado como el nuevo Kevin Garnett, por su precocidad, el escolta nunca llegó a explotar, pareciéndose sólo a The Big Ticket en lo abultado de sus contratos. Aún así, cabe reseñar que su primer año fue especialmente prometedor. Finalmente una lesión de espalda, de la que se ha recuperado, le hizo casi colgar las botas en Portland, donde había firmado un supercontrato, aunque el año pasado consiguió volver en los Grizzlies, que no han querido contar con él para este año.

Richardson, por su parte, terminó forjándose como un especialista desde la línea de tres. Abandonó LA -como todos- camino a Phoenix, donde se convirtió en el cañonero de Steve Nash durante un par de temporadas. Sin embargo, finalmente fue a recaer a los New York Knicks, donde practicó el deporte principal de aquel vestuario: dejarse llevar. Este verano fue noticia por verse involucrado en cuatro traspasos diferentes. Unos movimientos que, de momento, le han dejado como nuevo jugador de los Heat.

Junto a estos cuatro puntales, la franquicia también integró ese año a Keyon Dooling, que llegó en la operación de Maggette. El base ha establecido una sólida carrera como jugador de rotación, pero nunca ha destacado sobre el resto. El equipo de jóvenes lo redondeaba el infame Michael Olowokandi, número uno del draft de 1998 y uno de los mayores blufs de la histori de la NBA.

Un conjunto que consiguió 31 victorias y 51 derrotas. Un balance bastante alejado de la postemporada pero que no resultó óbice para poner a los Clippers en el mapa. Por fin, la franquicia maldita comenzó a ver la luz y consiguió que el público se enganchara a su -efímero- espectáculo.

jueves, 1 de octubre de 2009

Ha vuelto


Y ya sabemos que ha estado haciendo durante este año en el paro: tatuarse.

Yo espero poder volver pronto, cuando arregle unos problemillas que tengo con el teclado.