domingo, 8 de noviembre de 2009

Iverson abandona los Grizzlies

Iverson con los Grizzlies. Foto: ESPN.com

Allen Iverson está dispuesto a no pasar desapercibido para nadie pese al sensible bajón que ha experimentado desde el año pasado su nivel de juego. Sorprendió a propios y extraños fichando por los Grizzlies durante este verano tras su mal año en Detroit en la que parecía su última oportunidad de hacer algo en su carrera deportiva, hizo alucinar a los aficionados cuando después de su debut oficial se quejó del rol que tenía en el equipo y, ahora, con seis partidos jugados, decide tomar las de Villadiego y marcharse de ese circo andante que son la franquicia de Tennessee, al menos de momento.

AI se va aduciendo problemas personales y comunica que no sabe cuando volverá (leer). Decisión flipante cuanto menos. No porque el abandonar los Grizz sea algo ilógico, que en realidad es una decisión bastante lúcida -aunque lo cuerdo hubiese sido no haberse erolado nunca en sus filas-, sino porque hace remitir directamente a cuando el año pasado optó por borrarse de su temporada en los Pistons. Lo cierto es que esas razones personales pueden abarcar desde una decisión meramente deportiva hasta algún problema más grave, de cualquier tipo. Algo nada agradable viendo los últimos movimientos que ha realizado The Asnwer.

Nadie podrá cambiar la importancia que para el basket ha tenido el diminuto escolta desde su irrupción en la liga. Iverson marcó un antes y un después en la NBA, llenado el parqué de una estética y una manera de jugar importada directamente desde la calle. Con un apetito anotador insaciable, casi obsceno, que le hizo salvar cualquier tipo de obstáculo que se le pusiera enfrente. Jugando y doblegando una y otra vez a oponentes mucho más grandes y fuertes que él.

Su repercusión, que le brindó millones de seguidores por todo el mundo -entre los que me encuentro-, también tuvo algunas consecuencias indirectas que resultaron perjudiciales para el baloncesto norteamericano. Especialmente la proliferación de imitadores, que se quedaban únicamente en la mera estética de chico malo o en el cliché del chupón bajito, que hicieron mucho daño al basket. Meros copiadores de la forma y auténticos ignorantes del fondo. Y es que muchos le han imitado pero ninguno ha conseguido llegarle a la suela de las sus zapatillas.

Estas últimas decisiones están manchando un poco su currículum, habrá que ver si el eterno maldito se da una última oportunidad de verdad o si esto supone su adiós definitivo. ¿Esto es todo?

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