martes, 20 de abril de 2010

El camino de la inciación

Durant se enfrenta a Ron Artest, encargado de su marcaje. Foto: ESPN.com

En esta edición de los Playoffs de la NBA se da una circunstancia curiosa, dos franquicias participan por primera vez en su historia del tramo final de la NBA. Oklahoma City Thunder -no lo voy a contar como una continuación de los Sonics pues su historia y palmares se ha quedado para la ciudad de Seattle- y Charlotte Bobcats son los equipos novatos. Dos conjuntos que, curiosamente, se deben medir a los vigentes finalistas en esta primera ronda, un estreno por la puerta grande. Sin embargo, aquí acaban los paralelismos entre dos escuadras que encarnan dos ideas diametralmente opuestas de lo que debe ser la construcción de una plantilla. Dos conceptos diferentes, incompatibles entre sí, pero, como se ha demostrado, igualmente válidos.

Los Thunder, el equipo novel de la liga siendo esta su segunda temporada en OKC, representan a la ambición, muchas veces insolente, que reside en la juventud. Las ganas de hacerlo grande y, además, rápido. Una muestra de ello es el hecho de que hayan sido capaces de lograr 50 victorias este año, doblando así las 23 de la pasada campaña. Un hecho que asusta, más si tenemos en cuenta que los pilares de sobre los que se sustenta el equipo superan ligeramente los 20 años. Unos jóvenes talentos entre los que destaca, sin ninguna duda, la figura de Kevin Durant. Para muchos, el jugador llamado a dominar esta década que ahora se despierta.

El flaco, en su tercer año en la liga, se encuentra por pleno derecho entre los aspirantes al MVP -que se va a llevar claramente LeBron-. Sus medias son, simplemente, de otro planeta. Así, con 30 puntos por noche, es el máximo anotador de la Liga Regular en su tercera temporada entre los grandes. Un dato escalofriante si se tiene en cuenta que lo rubrica con un 47% de tiros de campo. Un exceso encestador que, como ha quedado patente, va en favor del conjunto.

Y si los Thunder se definen en dos palabras: juventud y Durant, los Bobcats también lo podrían hacer igualmente: Larry Brown. Y es que, desde que el veterano técnico llegara al banquillo de Charlotte, la franquicia recién adquirida por Michael Jordan experimentó una frenética actividad en los despachos a fin de confeccionar un plantel al gusto del entrenador. Unas preferencias que siempre han superpuesto a los resultados sobre la estética. A la madurez sobre la juventud. Al sacrificio sobre el talento.

Los Bobcats son un gran bloque de hormigón armado. Un conjunto de duros trabajadores del baloncesto ansiosos por demostrar su valía. No es que no rehuyan el contacto, es que gustan de él. Aquí no hay futuro, superestrellas o estadísticas estratosféricas. El glamour se sustituye por el sudor y sólo se tiene en cuenta el presente que supone cada partido. Mientras otros grandes conjuntos son culpables de caer en la autocomplaciencia durante grandes fases del encuentro, Charlotte siempre da el máximo. Como un martillo neumático que no cesa de golpear durante los 48 minutos y que, en numerosas ocasiones, consigue abrir la grieta deseada en su adversario.

Hubo un tiempo en que los B-cats eran un refugio de jóvenes promesas. Una filosofía de la que no queda ni rastro. Gerald Wallace, Stephen Jackson, Boris Diaw, Larry Hughes o Theo Ratliff son las nuevas caras del equipo. Una coalición de anti-heroes en busca del reconocimiento que creen deber tener. Algo que con esta incursión en Playoffs han logrado, pero que, fieles a su carácter, no les debe satisfacer. No sin luchar. Y para muestra el primer partido de la serie, en el que llegaron con posibilidades a los instantes finales después de una primera parte aplastante por parte de los Magic. No hay miedos o complejos y para ganarles tendrán que luchar más que ellos.

3 comentarios:

Alejandro Díaz Triguero dijo...

A mí los Bobcats son un equipo que me han caído simpáticos desde el primer año. Ahora, me parecen un gran equipo, al que le falta algo más de profundidad y le sobran algunas piezas (los Hornets se la metieron doblada con Chandler). En casa son fuertes y no es descartable que lleguen al 7º partido. Me gustaría verlos llegar más lejos aún el año que viene. Con Jordan convenciendo gente y Brown en el banco...

Alejandro Díaz Triguero dijo...

Aah! Y los Thunder... no me uno a la moda de que estos thunder molan. Habré tenido mala suerte en los partidos, pero casi siempre me parece un equipo bastante plano en ataque y que en defensa flojea. Durant está muy por encima del resto de jugadores sub 23 de la Liga, pero sin embargo no espero mucha más progresión de Green y de Westbrook dudo mucho que acepte ser un escudero más. Cuando les toque renovar a todos los jóvenes veremos realmente en qué se queda el proyecto. Hasta entonces, habrá que verles crecer... y mucho.

Saludos

J. Mercadal dijo...

A mi estos Bobcats me gustan porque me recuerdan a una película de acción de los 90, como una reunión de tipos duros o algo así. Los equipos de Larry Brown siempre tienen eso, no es mi baloncesto prototípico, pero les proceso mucho respeto.

De los Thunder no se puede negar lo bien hecho que está el equipo. Sólo les hace falta un interior decente. Durant esta ya al nivel de los grandes de la liga. A mi si que me gustan, aunque tampoco lo considere mi equipo.