jueves, 14 de mayo de 2009

Llull y Rubio protagonizarán la eliminatoria entre Madrid y Joventut

Ricky tendrá en el Real Madrid su mejor escaparate. Foto: ricky-rubio.es

Extraña es el adjetivo que primero se me viene a la mente para tratar de describir la temporada de Ricky Rubio. Un año que se antojaba crucial para el futuro de su carrera y en la que ha tenido que superar más obstáculos de los previstos. Este era su primer año sin Aíto ni Rudy a su lado. El año en que su equipo, el Joventut de Badalona, le otorgaba los mandos de una manera definitiva para que les guiase por la senda de la ACB y la Euroliga. El que debía ser su año de consagración. Su tarjeta de presentación en la NBA.

La cosa no comenzó bien y Rubio se tuvo que perder el inicio de la temporada debido a una lesión en una mano. Esto supuso un grave contratiempo para la Penya, que había estructurado su equipo en torno a la figura del de El Masnou, como para el propio Ricky que debió alcanzar el ritmo de competición más tarde que el resto de jugadores. Por si fuera poco el Joventut notó en exceso la baja de su entrenador-ideólogo, pese a dejar al cargo a Sito Alonso al que sólo puede reprochársele su excesiva obcecación por sacar quintetos cada vez más jóvenes -en caso de que se considere esto como algo negativo, que no lo tengo claro-, y de su estrella por lo que no supo mantener el nivel de efectividad mostrado el año pasado.

Eran malos tiempos para Ricky que se esforzaba en dejar su sello a una Penya que no terminaba de imponerse a los equipos grandes. Mientras, en Madrid, otro joven base recorría el camino inverso al del nueve del Joventut. Sergi Llull se hacía, casi de improvisto, con las riendas del Real Madrid a base de un juego explosivo e intenso que recordaba al del primigenio Calderón. Esto es, un base de talento limitado pero con una ética de trabajo y ansias de mejora interminables. No faltaron las voces que decidieron denunciar un supuesto estancamiento en el juego de Rubio e, incluso, abogaron por Llull como joven más prometedor.

Pero las trayectorias deportivas de los jugadores a lo largo de una competición raramente son lineales y mientras Llull se deshacía con su equipo conforme la competición iba transcurriendo, especialmente dolorosas fueron la eliminación de la Euroliga ante Olympiakos o la derrota en el derby madrileño que dio la salvación al Estudiantes, Ricky conseguía finalizar la temporada como máximo asistente y ladrón de balones de la ACB. Casi nada.

Ahora, la primera ronda del Playoff nos ha deparado un duelo directo entre Joventut y Real Madrid. Un partido entre dos equipos clásicos que no pasan por sus mejores momentos pero que posee su máximo interés en el enfrentamiento directo entre dos de las perlas del baloncesto de formación: Ricky vs. Llull. Quién sabe, quizás, más pronto que tarde, la próxima vez deba reeditarse al otro lado del Atlántico.

4 comentarios:

Dr. Basket dijo...

Esta claro que por el lado del DKV, Ricky va a ser el protagonista.

En el caso de Llull, no lo tengo tan claro. Primero, porque incluso estando al 100%, no podríamos olvidarnos de Felipe. Pero segundo, y creo que más importante, es que, como bien has dicho, su temporada ha ido alarmantemente de más a menos, y no tiene el protagonismo de los primeros meses.

Dicho lo cual, en el primer partido me lo veo con 25 puntos...

Saludos.

J. Mercadal dijo...

Pues al final lesión de Ricky, paseo del Madrid y serias posibilidades de que se pierda el segundo partido. Una pena.

True Wolf dijo...

Lamentablemente no podremos contar con Ricky para el próximo duelo, tampoco tenía muchas esperanzas en sacar la eliminatoria adelante con él pero su baja adelantará mis pronósticos. Una pena que no pueda dejar sus últimos destellos antes de dar el salto...

J. Mercadal dijo...

Pues al final si que ha jugado el segundo partido (partidazo) y victoria para la Penya, que son el showtime de la ACB claramente, por cierto. También reseñable el gran partido de Raül, demostrando que el que tuvo, retuvo.