Sobre gustos no hay nada escrito y es por esto que es muy difícil realizar un ranking de cualquier tipo que pueda agradar a todo el mundo por igual. No obstante, sin abandonarnos a la frialdad de los números como medio para calibrar quién es mejor o peor, al menos más de lo necesario, si que se puede llegar a un acuerdo sobre la identidad de los jugadores que actualmente dominan la liga en su posición.
Sinceramente, y quizás suponiendo más de lo recomendable, me cuesta creer que haya alguien que no crea que Deron Williams es uno de los mejores bases de la NBA actual. Una condición que, inexplicablemente, no se ha visto recompensaba con una muesca de allstar en su curriculum. No es que sea una circunstancia especialmente alarmante hasta ahora, D-Will cuenta con sólo 25 años, pero la estela de Mike Bibby esta muy reciente y urge el poder reparar este agravio antes de que sea demasiado tarde.
El principal problema que posee el playmaker de los Jazz es la gran competencia que tiene en su puesto en la dura Conferencia Oeste. Williams llegó a la competición norteamericana compartiendo promoción con Chris Paul, viéndose así sometido a una continua, dura e injusta comparación a lo largo de su carrera que ambos han soportado francamente bien. Además, los dos bases que hasta entonces dominaban la liga a su antojo, Steve Nash y Jason Kidd, comparten situación geográfica.
Junto a ellos otros ilustres entre los mejores o los más populares, dos facetas igual de importante a la hora de participar en un partido de las estrellas, también están encuadrados en el Oeste. Baron Davis, Allen Iverson, Chauncey Billups o Tony Parker son jugadores que le han tapado el hueco alguna vez. Y eso solo en el mercado de los bases puros, o casi, ya que además debe competir con guards de la talla de Kobe Bryant o Brandon Roy. Un panorama diametralmente distinto con el existente en el Este, donde jugadores como Jameer Nelson o Devin Harris han podido figurar entre los supuestos mejores.
Aun así, las excusas ya no sirven. Promediando dobles figuras en pretemporada el base forjado en Texas quiere dar el paso definitivo, consumando así el relevo generacional que muchos ven en su figura. Tras el bajón de juego de Kirilenko y la apatía de Boozer, el armador se ha hecho con el puesto de jugador franquicia del equipo mormón, ahora, en esta temporada que ahora va a comenzar, le toca reafirmar su liderazgo en la liga.
Sinceramente, y quizás suponiendo más de lo recomendable, me cuesta creer que haya alguien que no crea que Deron Williams es uno de los mejores bases de la NBA actual. Una condición que, inexplicablemente, no se ha visto recompensaba con una muesca de allstar en su curriculum. No es que sea una circunstancia especialmente alarmante hasta ahora, D-Will cuenta con sólo 25 años, pero la estela de Mike Bibby esta muy reciente y urge el poder reparar este agravio antes de que sea demasiado tarde.
El principal problema que posee el playmaker de los Jazz es la gran competencia que tiene en su puesto en la dura Conferencia Oeste. Williams llegó a la competición norteamericana compartiendo promoción con Chris Paul, viéndose así sometido a una continua, dura e injusta comparación a lo largo de su carrera que ambos han soportado francamente bien. Además, los dos bases que hasta entonces dominaban la liga a su antojo, Steve Nash y Jason Kidd, comparten situación geográfica.
Junto a ellos otros ilustres entre los mejores o los más populares, dos facetas igual de importante a la hora de participar en un partido de las estrellas, también están encuadrados en el Oeste. Baron Davis, Allen Iverson, Chauncey Billups o Tony Parker son jugadores que le han tapado el hueco alguna vez. Y eso solo en el mercado de los bases puros, o casi, ya que además debe competir con guards de la talla de Kobe Bryant o Brandon Roy. Un panorama diametralmente distinto con el existente en el Este, donde jugadores como Jameer Nelson o Devin Harris han podido figurar entre los supuestos mejores.
Aun así, las excusas ya no sirven. Promediando dobles figuras en pretemporada el base forjado en Texas quiere dar el paso definitivo, consumando así el relevo generacional que muchos ven en su figura. Tras el bajón de juego de Kirilenko y la apatía de Boozer, el armador se ha hecho con el puesto de jugador franquicia del equipo mormón, ahora, en esta temporada que ahora va a comenzar, le toca reafirmar su liderazgo en la liga.
1 comentario:
Es sin duda, uno de los dos mejores bases de la liga, junto a Paul. Luego Billups, Parker, Nelson...esta ligeramente por debajo.
Es el absoluto dominador del juego de los Jazz, y por algo confio Sloan en él desde su primer año, algo que no suele hacer con los novatos que llegan.
Tengo ganas de ver a Tyreke Evans enfrentarse a D-Will!
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