11 anillos entre los dos... ¿te vas a confiar?. Foto: NBA.com Las finales de conferencia ya han disputado sus dos primeros asaltos y pese a que los resultados son distintos y no se puede decir que ninguna franquicia este cerca del KO Los Angeles y Detroit convencen más al jurado de cara a llevarse el combate a los puntos.
En dos partidos Detroit logró lo que sus predecesores no pudieron. Ganar un partido en el Garden. Con el santuario de los verdes mancillado los de la Motown recuperan el factor cancha y lo que es mejor rompen la sensación de seguridad que hasta ahora los Celtics tenían en casa. Además ganaron el primer día que el Big-Three funcionó al completo. Por fin Ray Allen se alejó de la imagen de jugador desconfiado al que le quema el balón en las manos que estaba mostrando y comenzó a ser Sugar Ray, el tirador de exquisita mecánica que enamoró a media liga. Junto a él KG y Pierce estuvieron bien, al nivel que se les exige, pero el resto, salvo Rondo, un desierto. Algo lógico si el que te está sacando las castañas últimamente era PJ Brown. A estas alturas Estopa Mix es un buen complemento del complemento -Perkins-, pero nada más. Detroit hizo valer una vez más su filosofía grupal, con cinco jugadores importantes, seis si contamos a Stuckey, empleándose a fondo. Sin carisma, sin marketing –a nadie se le ocurriría tildar a los Pistons como un Big-Five, por ejemplo- pero ganadores. Los jueces dirigen sus sonrisas hacia su esquina, aunque los del calzón verde saben que el KO lo logra el que golpea el último.
En la otra serie los Lakers van por delante 2-0 aunque ningún insensato que anteriormente hubiera ido con los Hornets -o contra los Spurs- se atrevería a insinuar que esto esta finiquitado. Podría sorprender la paliza que los de Hollywood infringieron ayer a los texanos (101-71) pero asusta que el guión sea tan similar a la película ya vista en New Orleans -donde los locales ganaron los dos primeros partidos por diferencias cercanas a los 20 puntos para caer en el séptimo partido-. A estos Spurs les gusta el papel del malo de las películas más que lo que las acciones de Horry o Bowen dejan entrever y caen varias veces a lo largo del film hasta que dan el susto final. El final ya depende del guionista y en eso los Lakers le llevan ventaja a los Hornets. Kobe Bryant es el factor determinante que nadie más tiene. Un púgil rápido que golpea de forma contundente con ansias de victoria.
Y sin descanso hoy ya llega el tercer partido de la final del Este. El primero en el Palace, el escenario donde LeBron se reivindicó el año pasado. Ahora les toca a los tres de Boston demostrar que son la sensación del año y demostrar que son los mismos de la temporada regular. Lo único que se puede afirmar en este momento es que la cosa esta muy bonita.
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