Si hay un tema que en estos momentos copa la actualidad norteamericana ese es la polémica suscitada a raíz de la aprobación de la nueva Ley de Inmigración del estado de Arizona. La más dura del país y que, por ejemplo, permite a un policía detener a cualquiera que “sea sospechoso” de ser inmigrante ilegal. Esto es, de hacer una segmentación de la población por perfiles raciales haciendo objeto de ella a todas aquellas personas que tengan rasgos latinos. Una circunstancia que, para sus opositores, choca frontalmente con los derechos civiles que tan traumática implantación tuvieron en Estados Unidos.
La medida, que ha sido objeto de protesta en los núcleos más importantes del país, vuelve a tomar relevancia por su llegada a un escenario tan poco común para las cuestiones políticas como es el deporte profesional estadounidense. Quizás uno de los principales motores económicos y que, tradicionalmente, siempre ha vivido en una extraña dicotomía entre el conservadurismo existente en su cúpula dirigente y la sensibilidad a los problemas racistas existente entre los deportistas, en el caso del baloncesto con una gran mayoría de jugadores de raza negra. Así, no es raro ver que desde la propia NBA se impulsen campañas de apoyo a ciertos temas sociales como puede ser el medio ambiente, incluso tiene su propia división dedicada a la ejecución de obras de caridad llamada NBA Cares, aunque siempre desde un prisma muy superficial. Sin tratar de ofender a cualquier potencial consumidor, sea cual sea su perfil ideológico, y alejado de cualquier tipo de posicionamiento.
En medio de toda esta vorágine, se ha conocido que el equipo de baloncesto de la capital de Arizona, Phoenix, saldrá esta noche a jugar el segundo partido de su eliminatoria contra San Antonio con la inscripción “Los Suns” en su pecho. Un recurso que, hasta ahora, se había utilizado por diferentes franquicias en lo que se conocía como “noches latinas” y que tenían como objetivo identificar a los equipos con el nicho de mercado que suponen las diferentes comunidades latinoamericanas de cada ciudad, esas que ahora se encuentran bajo sospecha tras la entrada en vigor de la polémica ley.
La medida nace del propietario del equipo, Robert Sarver, que ha declarado que esta es la manera de su organización de “honrar la diversidad existente en el equipo, en Arizona y en el país”. Para Sarver la ley resulta “deficiente” y “pone en tela de juicio la igualdad de derechos y de protección ante la ley”. Steve Nash, estrella de los Suns y uno de los jugadores más comprometidos políticamente, también se ha mostrado contento con la medida de su equipo. “La ley envía un mensaje negativo a los jóvenes de nuestra comunidad así que es genial que el dueño haya decidido mostrar su disconformidad. Tiene a todos los jugadores con él”, afirmó el base, que hizo 33 puntos y 10 asistencias en el primer partido de la serie.
Lo que nació como una forma de ingresar más dinero dentro de esa gran escuela de márketing que es la NBA actual se ha tornado en una ingeniosa protesta política. Y lo hace, además, con el oportunismo de una buena campaña de publicidad, aprovechando el Cinco de Mayo, día del orgullo mexicano en EE.UU.
1 comentario:
Excelente noticia y gran iniciativa de los Suns. Desde luego, es duro ver que un nación como Estados Unidos aún tiene esos ramalazos xenófobos y racistas cuando el 99% de su población es descendiente de inmigrantes (ingleses, irlandeses, africanos, latinos...) y cuando no asumen la culpa del exterminio mexicano en estados como Arizona hace acsi 200 años.
Excelente post
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