martes, 23 de marzo de 2010

Los empollones también la saben meter

Los jugadores de Cornell celebran su paso al Sweet Sixteen. Foto: ESPN

La Ivy League es una de las divisiones de la NCAA más conocidas en el mundo entero. Su importancia trasciende ampliamente del ámbito deportivo y su marca es sinónimo de calidad e, incluso, excelencia en el ámbito académico. No en vano, en esta asociación se encuentran algunas de las universidades más prestigiosas del mundo. Aquellas en las que se forman las elites que, probablemente, dominarán el mundo del mañana.

Sin embargo, en el ámbito baloncestístico, la Liga de la Hiedra siempre ha sido sinónimo de debilidad. Generalmente, el cruce ante una de estas ocho universidades -Brown, Columbia, Cornell, Dartmouth, Harvard, Pennsylvania, Princeton y Yale- era celebrado por los seguidores del college rival como a aquel al que le sale el bonus en una máquina recreativa, sólo cabe ganar. Pero algo ha cambiado este año.

No en vano, los Big Red de Cornell son una de las sensaciones del campeonato al lograr alcanzar, contra todo pronóstico, el Sweet Sixteen. Esto es, estar entre los 16 mejores equipos del país, algo que no conseguía ningún equipo de la Ivy League desde 1979, cuando Pennsylvania alcanzó la Final Four. Una auténtica locura -de marzo-, más si tenemos en cuenta que es la primera vez que esta universidad ha conseguido pasar una ronda del torneo final, que sólo han disputado en cuatro ocasiones. No es de extrañar pues que este conjunto de jóvenes empollones sean una de las actuales sensaciones en Estados Unidos.

Cornell llegó al March Madness con el humilde objetivo de pasar una ronda. Tras proclamarse campeones de la Ivy League en las tres últimas ediciones, el de Cornell es un equipo conjuntado y experimentado. Así, la mayoría de sus jugadores se encuentran en su último año universitario. Una última oportunidad de jugar juntos que, sin duda, están alargando al máximo de sus posibilidades.

Con el lanzamiento de tres puntos -colega- como seña de identidad, los de Donahue han bombardeado ya a las defensas de Temple y Wisconsin, que pasaban por ser unas de las más férreas de EE.UU. A esta inmensa batería de ametralladoras -61% de acierto en tiros de campo en el partido frente a los Badgers- se une un Jeef Foote, un pívot de siete pies y una más que aceptable facilidad para doblar balones que convierte a los Big Red en una avalancha anotadora capaz de noquear a cualquier rival. La ilusión y la determinación de saberse capaces hace el resto en defensa.

La siguiente estación en el sueño de Cornell es Kentucky, número uno de la región y actual máximo favorito para hacerse con el título final. El equipo del posible próximo número uno del draft, John Wall. A priori un reto imposible, aunque ¿quién puede creer en los pronósticos o favoritismos a estas alturas de la película?

4 comentarios:

Pirrimarzon dijo...

Cornell y Northern Iowa han sido las grandes sorpresas positivas de lo que llevamos de March Madness. Fíjate que la mayoría de los jugadores de Cornell son seniors, que llevan jugando mucho tiempo juntos, y que trabajan como equipo, y eso es un punto muy importante a su favor. El otro día vi el partido de los Panthers de NI y me dio esa impresión también. Equipo en el qe cada uno sabe su rol y sus limitaciones, pero que trabaja como el que más, y de ahí ese rédito deportivo. Un ejemplo para otros muchos clubes más profesionalizados, ya me entiendes...

Saludos

Alejandro Díaz Triguero dijo...

Ya comenté antes que el ránking de Cornell y Northern Iowa no se corresponde con su temporada. Suele pasar que a equipos de Conferencias pequeñas les bajen el número de cabeza de serie en favor de universidades de Conferencias Majors, como Vanderbilt, Wisconsin o Texas A&M, que al final acaban cayendo pronto.

Como bien dices, este es el tercer año consecutivo que vemos a estos mismos jugadores y es normal que crezcan hasta dar la "sorpresa".

Una Universidad especializada en Veterinaria a ver cómo trata a los Wildcats.

Saludos

J. Mercadal dijo...

@Almanzor

Lo del número de ranking es subjetivo y por lo tanto discutible. Pero en cierto modo entiendo que se les asignara un número tan bajo aunque se haya demostrado que son equipos muy competitivos. De hecho, UNI me parece que estaban bien valorados (lo de que se cargaran a Kansas no lo esperaba nadie). Cornell partía como candidato a ser las sorpresa, pero de ahí a imaginarse el palo que le han dado a Winsconsin y Temple va mucho.

Alejandro Díaz Triguero dijo...

Siendo justos, nadie esperaba que se cargarán a Kansas partiendo de número 9, pero todos dábamos por hecho que se cargarían a UNLV. Si UNI hubiera partido, como merecía, como un número 5 o 6 de región, tal vez la sorpresa llegando a Final Regional no sería tanta.

Y Cornell, viendo la temporada, merecía más ser nº 4 que Wisconsin o Vanderbilt, equipos que nunca te enteras que están haciendo y de repente aparecen como números 4 siempre. O Texas por ejemplo.

Está claro que el comité de selección sabe mucho más que nosotros de esto, pero desde luego hay casos que claman al cielo todas las temporadas, recuerdo la Davidson de S. Curry y J. Richards partir como nº 12 y llegar a Final regional.

Espero que se carguen a Kentucky