Con la salida de Chauncey Billpus los Pistons ponen fin al proyecto que les dio el título en 2004 y comienzan una más que interesante reconstrucción. A diferencia de otros equipos que deben pasarse unos años por los fondos de la liga para luego levantar la cabeza, los Pistons han apostado por un modelo que busca impedir el hundimiento de la franquicia y ofrece una más que interesante transición. Y es que la operación llevada a cabo por el General Manager Joe Dumars posee una doble vertiente presente/futuro. En el presente tenemos la llegada de toda una estrella como Allen Iverson. Esta puede ser la parte del plan que levante más recelos ya que la incorporación del anotador en la dinámica del equipo parece algo complicada. La carrera de The Answer en la NBA ha demostrado que necesita un equipo que gire en torno a él para que su desmesurada producción ofensiva sea valiosa para el equipo. Sin embargo en Detroit se va a encontrar con un equipo asentado, con varias estrellas en sus filas y una concepción coral del juego. Además, los Pistons cuentan en su plantilla con un escolta de perfil ofensivo como Richard Hamilton. Conjuntar a Iverson con Rip va a ser el principal quebradero de cabeza de Michael Curry. Parece claro que durante muchas fases uno de los dos deberá actuar de teórico base, aunque ninguno de los dos pueda ser tomado como tal. Además la salida de Billups responde a la necesidad de dar más minutos y protagonismo al joven Rodney Stuckey. Iverson no debe frenar la progresión del jugador que está llamado a ser el base de los Pistons en un futuro próximo por lo que el rotar satisfactoriamente a estos tres jugadores será vital para el devenir de Detroit en esta temporada. Detroit sufre también la baja del veterano ala-pivot Antonio McDyess. Su hueco deberá ser cubierto por el joven Jason Maxiell que, previsiblemente, partirá de inicio con Rasheed Wallace. El polémico Kwane Brown tendrá una nueva oportunidad ya que dispondrá de más minutos al ser lo más parecido a un pívot que hay en el roster de los Pistons. No obstante no hay que descartar una posible vuelta de McDyess que ya ha declarado su disconformidad con su traspaso a Denver. El jugador podría incluso optar por la retirada aunque su intención es la de finalizar su actual contrato para poder fichar como agente libre por un equipo con opciones reales al título. Esta jugada se trata de un último cambio de efecto a un proyecto que parecía haber tocado ya su techo. Con Iverson en nómina, y pese a los problemas que esto puede acarrear también, los Pistons vuelven a optar a todo en la débil Conferencia Este. Pero la jugada de Dumars no acaba aquí. Con una plantilla envejecida y que deportivamente había alcanzado su techo el reto de Dumars era conseguir una transición lo más corta posible. Teniendo en cuenta que el equipo que tenían podía asegurar Playoffs como mínimo un par de temporadas más parecía dificl la llegada de savia nueva importante vía draft. Sin embargo la salida de Chauncey Billups, que tenía por delante cuatro años de contrato, y la llegada de Iverson, que finaliza contrato esta misma temporada, hacen que Detroit obtenga un gran margen salarial para contratar algún agente libre interesante. A esto hay que sumar el dinero que liberará la finalización del contrato de Rasheed Wallace, algo menos de 14 millones de dólares, y, por si fuera poco, los dos años que tenía firmados Antonio McDyess a seis millones de dólares por año. Es decir, de golpe y porrazo los Pistons liberarán 35 millones de dólares además de haberse desecho de dos jugadores veteranos que poseían contratos de larga duración -especialmente Billups- (ver situación contractual de Detroit en la actualidad). Por si esto fuera poco Detroit renueva a Richard Hamilton por tres años (leer) asegurándose así su continuidad en la franquicia y forjando un apetitoso esqueleto con el que tentar a alguno de los codiciados agentes libres de 2010 -¿Chris Bosh?-.
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