Uno, que se fijó en el Estudiantes como equipo predilecto cuando las razones extradeportivas privaron a Zaragoza de un equipo en la elite del baloncesto y que siempre ha disputado el rol de base debido a su altura, no puede tener a otro que a Nacho Azofra como jugador de referencia.
Por ello, y pese a la distancia que me separa de Margariños, no puedo más que rendir mi pequeño homenaje particular al que durante 16 temporadas vistiera la camiseta del Estu.
Nacho Azofra, o Nacho-cho como se le corea desde la Demencia, es ya, sin duda, una leyenda viva del Estudiantes. Su figura se aleja del prototipo de jugador de baloncesto que en la actualidad impera por todo el planeta, Azofra encarna los valores que hacen al Estudiantes un club especial. Alumno del Ramiro de Maeztu, Azofra ha desarrollado toda su carrera (salvo dos pequeños paréntesis en Sevilla y Bilbao) en el cuadro colegial.
Nacho ha estado presente en todos los logros que el Estu ha logrado a lo largo de estos años. Estuvo en Estambul cuando se perdió la final four en 1992 y también en la final de la desaparecida Korac en el 99. Nacho levantó las copas de 1992 y la del 2000. Y la única vez que el Estudiantes ha alcanzado una final de la ACB, Nacho, por supuesto, se encontraba sobre el parqué.
Su estilo de juego, algo anárquico y la gran personalidad que imprimía a todas sus acciones le hicieron ganarse el cariño de la grada. Y es que esa ‘curiosa’ personalidad es el gran legado de Azofra. Nacho no dudó en acudir a la rueda de prensa con un palestino por montera tras ganar la Copa del 2000 en Vitoria, como no dudo en despedirse de los suyos vestido como el torero que es. Por ello, la importancia de Azofra no reside en los tangibles del baloncesto, su record de más de 1.500 asistencia, los más de 12.000 minutos que ha disputado o las 34 ocasiones en las que fue internacional pasan a un segundo plano frente a esa faceta del juego que no se puede contabilizar pero que siempre perdurará en la memoria colectiva del aficionado al baloncesto en general y del seguidor del Estudiantes en particular.
Por todo ello vaya desde aquí mi pequeño pero sentido homenaje a aquel que durante el paso de los años, supo ser el referente del lado más divertido del baloncesto.
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