Ray Allen, Kevin Garnett y Paul Pierce, o lo que es lo mismo, el nuevo Big Three. Tres allstar sin anillo en el tramo final de su carrera. Tres superestrellas sin mañana que quieren aprovechar el hoy. Una franquicia acostumbrada a ganar que hace 20 años que no cuelga una nueva bandera en su mítico pabellón.
Los Celtics cambian el futuro por el presente. Para ello los Celtics han rodeado a sus estrellas de jugadores con talento y ganas de popularidad y títulos que no han dudado en optar a un salario menor por jugar en Boston. El base Eddie House, el alero James Posey y el pivot Scott Pollard llegan a Massachusetts para jugar junto al nuevo Big Three.
El jóven base Rajon Rondo, la única promesa que no ha partido rumbo a Minnesota, junto al pivot pelirrojo Scalabrine y el sophomore Tony Allen parecen ser los únicos que puedan repetir minutos asiduamente sobre el parqué del Garden.
La apuesta es clara, ahora toca ver si Boston consigue conjuntar medianamente un equipo o se queda en una mera suma de estrellas, una situación sobre lo que en L.A. -el eterno rival- no poseen un buen recuerdo.
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